El remake de «Vente para Alemania, Pepe»

Nunca segundas partes fueron buenas, dicen. El castizo «Vente para Alemania, Pepe» vuelve a estar a la orden del día, por la actual falta de oportunidades laborales, que, como décadas atrás, obliga a muchos jóvenes a hacer las maletas.

La película que viven los jóvenes de hoy en día retoma viejos argumentos: falta de empleo, de oportunidades, de un lugar donde auto-realizarse…Esta España moderna tiene los tics casposos de hace décadas. Encontrar ese curro se transforma en una peli de terror, con un guión de angustiosa tensión psicológica. Y cuanto menos un drama.

Mientras, en el otro lado, habrá quien, desde sus oficinas, aún se frote las manos haciendo números a costa de  esta «generación estafada».

A todo esto que Merkel nos dice «Vente para Alemania, Pepe», como una superhéroe que liberará de la tiranía de la crisis a los jóvenes y sobradamente cualificados españoles, ofreciéndoles trabajo acorde a su formación.

Es cierto que es una generación más preparada, con títulos y portátiles bajo el brazo, lo que la diferencia de la generación encarnada por Alfredo Landa, que con mucho valor, arrojo y mérito sacaron adelante a familias enteras.

Pero hoy, aunque demos la pataleta por la Ley Sinde, humea en el ambiente el olor a batalla perdida por la decadencia de condiciones sociales como los recortes de la jubilación (una palabra a redefinir o incluso en peligro de extinción en nuestro diccionario). Desde Moncloa piden que nos apretemos el cinturón, pero dos de los que de ahí se «jubilaron» cobran muy bien del sector privado y del público. Paradójicamente, de parte de muchos españoles que luego no se podrán retirar a los 65.

Que trágico y sarcástico, encontrar a  una generación que iba a liderar el país verse reconocida como un remake de esta cinta. Cuanta ilusión hasta que vino la tormenta en los «ciclos económicos». Nos vendieron la moto, y todas las últimas videoconsolas. Queda esperar a saber en qué queda la oferta de Merkel enfocada a  aquellos que han pensado «jugársela fuera para que no jueguen con uno mismo en su propia casa».

«La información debe molestar a la política»

El título del post no lo ha dicho un periodista. Ha salido de la boca de un político. Aunque parezca mentira en estos tiempos (¿y en todos los tiempos?).

Son las palabras o casi gritos de Daniel Cohn-Bendit, el líder de los verdes en el Parlamento Europeo y conocido por liarla como pocos en los debates de la Eurocámara.

Las ha lanzado contra el primer ministro húngaro, Viktor Orban, este pasado miércoles en Estrasburgo como rechazo a la ley mordaza aprobada recientemente por Hungría. Una legislación que permite imponer fuertes multas a los medios de comunicación si el Estado considera que se dan “violaciones del interés público” y que obliga a los periodistas a revelar sus fuentes.

No he podido encontrar el vídeo en español. Pero en él Daniel Cohn-Bendit afirma que «la información debe molestar a la política, aunque a veces nos duela«. Ataca al propio Orban y le acusa de carecer de valores democráticos europeos: «vuestra ley no corresponde a los valores de la Unión Europea. Una Europa fuerte debe ser creíble. Europa nació contra los totalitarismos. Las democracias mueren cuando se intenta restringir la libertad«.

Pero no tenemos que irnos tan lejos como Hungría para soportar patadas a la democracia y al derecho del ciudadano a conocer lo que hacen los gobernantes con el sobre que una vez cada cierto tiempo depositan en una urna.

En la mismísima Bruselas le pasó al corresponsal español de Público en una rueda de prensa en la que participó el presidente de la Generalitat de Valencia, Francisco Camps, quien ignoró las preguntas de este periodista sobre sus implicaciones judiciales. Una salida por los cerros de Úbeda por la que, en privado, fue felicitado por otros políticos, alguno incluso del PSOE.

También ocurre a menor escala, con gobernantes locales que se «olvidan» de coger el teléfono cuando no les conviene explicarse.